En relación al Estado de Derecho

La Consistencia del Estado de Derecho

Por Pedro J. Frías La consistencia, que es la unidad de lo diverso 1 , es propia del Estado de Derecho si se cumplen ciertas condiciones. Primero, el Estado con el sistema político que su sociedad le ha dado, gestiona los derechos, la seguridad, la economía, las relaciones internacionales y demás. Segundo, la sociedad civil se encolumna bajo este sistema de gestión, en calidad de ciudadano, que nos incorpora a un futuro y a un destino, y nos provee de tutela, deberes e identidad. Si ese sistema político es democrático, la participación de los partidos y los organismos es esencial: debe ser de cooperación, más que de confrontación, aunque la oposición esté presente.

Estas generalidades permiten a un país los consensos necesarios para esa gestión, que necesita de políticas de Estado: los son las que siguen de un gobierno a otro, aunque de distinto signo político. 2

Pero cuando prevalece en Occidente y entre nosotros, como ahora, el individualismo, que disuelve los vínculos sociales en los egoísmos particulares, o el relativismo, para el cual todo es igual, cuando la degradación de los valores éticos nos sumerge en el hedonismo, la sociedad se fragmenta y pierde consistencia. 3

Nuestro país tiene ahora 696 partidos políticos reconocidos, de los cuales 44 son de personería nacional, los demás provinciales o municipales. Es cierto que por ahora hay un solo partido capaz de ganar elecciones, pero no habiendo agrupaciones orgánicas, el civismo de los argentinos se vuelve impotente. 4

El Estado de Derecho se desvirtúa por la desnaturalización de las reglas constitucionales. 5 ¿Hay separación de Poderes? ¿Hay tres Poderes? Se duda del Congreso porque para decirlo breve, no ha dictado en diez años la ley de coparticipación federal, ni ha nombrado la Comisión bicameral que debe seguir los decretos de necesidad y urgencia-en este gobierno más numerosos que los proyectos de ley- y porque la emergencia ha «justificado» superpoderes para el Ejecutivo, hasta el despropósito.

Podemos seguir con ejemplos de desnaturalización: a) ya no se hace fraude en los comicios públicos, pero si antes de ellos, comprando votos (Venezuela y San Luis).- b) Se somete a referéndum una ley inobjetable para que el apoyo sea para el Gobernador y no para la ley.- c) Abundan las reelecciones indefinidas que paralizan a los protagonismos emergentes, mantienen las inercias burocráticas y hacen crecer la corrupción del círculo áulico del Poder porque se considera impune. 6

Podemos seguir porque los malos ejemplos abundan, sin perjuicio de oposiciones correctas, de voluntades inspiradas en la ética, de grupos cívicos apartidarios que trabajan lúcidamente. 7

Pero aunque nos vamos corrigiendo, la consistencia está lejana porque nadie nos une, la diversidad prevalece y el rumbo se pierde. 8 Y se nos quiere unir con el carisma del gobernante, que tiende al hiperpresidencialismo, cuando ahora en Occidente la gobernabilidad se asegura por la cooperación de órganos gubernamentales y no gubernamentales, en una acción mixta pública y privada. 9

Aprendí a reflexionar sobre consistencia, con el libro de ese título del sociólogo Adolfo Critto, publicado en los Estados Unidos y en la Argentina. Es nuestro desafío. 10
Comentarios a este aporte por el Dr. Adolfo Critto 11.10.04

La idea de consistencia como «unidad de lo diverso» es coherente con la de consistencia como «integración de la variedad por la unidad».

En efecto hay consistencia cuando los distintos factores sociales, políticos e institucionales se suman en lugar de interferirse entre sí; buscando consenso y continuidad en las líneas de acción, respetando la diversidad de signos políticos y de la búsqueda de soluciones buscando puntos de coincidencia para el bien común, entre fuerzas y puntos de vista que discrepan y sostienen posturas opuestas.

No se da el refuerzo y beneficio recíproco de la integración de la consistencia cuando no se dan los «vínculos sociales» de respeto a las personas, a las reglas del juego de convivencia en armonía y paz, al bien común y a la justicia, y de solidaridad social. La consistencia lleva al refuerzo recíproco y complementación entre seres y entre personas, sumando en estricta armonía que genera, sostiene y desarrolla vida, bienes y calidad de vida. El relativismo se niega a reconocer responsabilidad por la afirmación de vida, bien y verdad, por encima de la contradicción. Por lo tanto se pretende legitimar y justificar el no cumplir con la función de cada persona en la vida, que es materia de la ciencia y actividad del derecho, de derechos, deberes y responsabilidades, de justicia y bien común, de desarrollo y realización humanos y calidad de vida, que son los valores y objetivos que buscan proteger el derecho, la política y las instituciones.

Si no hay canales y medios apropiados para que el ciudadano ejerza sus derechos y responsabilidades en la conducción de la sociedad y el Estado, para servir al bien común y a la justicia, fallamos en nuestra misión de construir, preservar y desarrollar el Estado de derecho.

La desnaturalización de las reglas constitucionales es la inconsistencia reemplazando a la consistencia, fuente de realidad, vida, justicia, el bien y la verdad. La mentira, la ficción, la injusticia y la deshonestidad pujan por reemplazarlos.

La corrupción en las cúpulas de poder y dirigentes instaura el reino de la inconsistencia, haciendo más difícil a los miembros de la sociedad sana, que son mayoría, entrar en la estructura de poder así copada, para convertirla en genuina y consistentemente representativa de los intereses, bien común, justicia y voluntad de la ciudadanía a la cual falsamente pretenden representar y servir.

El copamiento de los poderes y cúpulas por la inconsistencia (mentira, deshonestidad e ineficiencia) hace difícil la acción de las voluntades y grupos inspirados en la ética.

Muy bien. Si nos interesa trabajar por la consistencia (verdad, justicia, bien, vida) es menester trabajar en unir a las conciencias, para que ellas se organicen y con la fuerza que da la unión desplacen la usurpación del poder, las instituciones y el Estado, que realizó la inconsistencia. Todas las conciencias son sanas, pues vienen de Dios. Y todos los ciudadanos se dejan llevar, aunque sea en pequeña medida, por sus conciencias.

Pretender unir por el carisma alimentado por la publicidad engañosa y la autopromoción, para proteger intereses parciales a costa del bien común. Es eludir la integración real y genuina, que solo tiene como fin vida, bien y verdad, sin sesgos ni parcialismos.

Muy generoso de tu parte, Pedro. En realidad aprendemos a reflexionar sobre consistencia con la conciencia de cada uno (a través de la cual nos ilumina Dios), y hay personas más dedicadas que otras a escuchar y seguir la voz de su conciencia, y vos te encuentras en primera fila con las primeras.

Presidente Honorario de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba.